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Introducción

¿Qué es bello o hermoso? ¿Quién decide que algo es bonito? ¿Por qué a veces parecemos estar todos de acuerdo y otras veces no? Visto lo visto parece que podemos descartar que la belleza sea sólo un producto de la Naturaleza. Algo tiene que decir la forma en la que nosotros la miramos. Si aceptamos estas ideas, la belleza sería un concepto cambiante. Dependería de muchos factores culturales: de la sociedad, de las costumbres…

En todas las épocas, el ser humano ha tratado de definir la belleza. La literatura, la ciencia o el arte son buenos ejemplos de ello. Mientras la literatura y el arte expresan la belleza desde un punto de vista personal y subjetivo, la ciencia trata de hacer lo opuesto. Trata de encontrar las reglas que rigen el principio de la belleza. Y, por ejemplo, nos dice que cuanto más simétricos son nuestros rostros o nuestros cuerpos más bellos los vemos. Por lo tanto, de acuerdo con la ciencia, debemos considerar las proporciones como uno de los aspectos que influyen en nuestra percepción de la belleza.

Se trata de una idea aparentemente simple que los antiguos griegos ya utilizaron. Según ellos, la perfección se alcanzaba poco a poco… a través de muchos números. Esta era la base del concepto griego de belleza. Y la escultura antigua es un buen ejemplo de este pensamiento. De hecho, los escultores griegos desarrollaron este concepto de una forma única, que no se repetiría hasta muchos siglos después. Sólo en el Renacimiento los artistas recuperaron las teorías de los antiguos griegos para plasmar la belleza en el arte.